El perro lleva conviviendo con el hombre más de 35.000 años. A través de su domesticación se ha formado un lazo social estrecho con el ser humano y, en algunos aspectos, depende de él. Esto conlleva cierta responsabilidad, ya que el hombre tiene que preocuparse por su bienestar. Esta responsabilidad también conlleva la formación del perro, que tiene que tener como prioridad su salud física y mental. Es importante que el perro sea tratado de manera justa. Por lo tanto, hay que tener una atención adecuada sobre el perro referente a su comida, agua, salud, vacunas y controles veterinarios. Por otra parte, el perro tiene que estar en contacto regular con las personas -sociabilización- y satisfacer sus necesidades, como el ejercicio. A lo largo de la historia el perro ha realizado numerosos trabajos para ayudar al hombre. En el mundo moderno, la mayoría de estas funciones fueron relegadas a causa de la tecnología. Por esta razón, el dueño del perro tiene la responsabilidad de asegurarse de que el perro lleva a cabo otras actividades, sustituyendo esas tareas perdidas. También facilitarle ejercicio adecuado y actividades que ofrecen más contacto con la gente, bajo este punto de vista se han creado las pruebas de sociabilización -BH-, las Pruebas de Utilidad, las Pruebas de Rastro -IFH y la Prueba de Búsqueda de Objetos -STP-. El perro tiene que trabajar según sus habilidades y capacidades. Además del ejercicio adecuado, también se le tiene que mantener entretenido con otras actividades, teniendo en cuenta su capacidad de aprendizaje, su predisposición al trabajo, así como otras habilidades del perro. Las diferentes formas del deporte canino son las más adecuadas. Perros no suficientemente estimulados pueden causar problemas en la sociedad. Una persona que entrena a su perro o practica deporte con él tiene que utilizar un método de entrenamiento respetuoso, cuya meta sea crear armonía entre ésta y el perro. El objetivo de todo entrenamiento es transmitir al perro lo que queremos de manera que él nos entienda. La relación armoniosa entre el hombre y su perro, independientemente de qué deporte practique, tiene que ser el fundamento de todas las actividades. Para lograr esa armonía es importante comprender al perro. Es una obligación moral del hombre criar y entrenar adecuadamente al perro. Los métodos aplicados tienen que basarse en las ciencias del comportamiento, especialmente la de la cinofilia. Para lograr la educación, la formación o el resultado del entrenamiento, se tiene que emplear siempre un método no-violento y un método positivo para el perro. Se tienen que rechazar métodos no adecuados de adiestramiento, educación y entrenamiento (ver la Ley de Protección Animal). El uso del perro en el deporte tiene que estar basado en su predisposición, su rendimiento y su capacidad. Tiene que rechazarse el uso de drogas para influir la capacidad de aprendizaje, así como los métodos no respetuosos. El hombre tiene que estudiar cuidadosamente las capacidades de su perro. Exigir a un perro unos ejercicios los cuales no es capaz de realizar, va en contra de los principios éticos. Sólo una persona responsable y un amigo del perro participaría en pruebas, campeonatos y entrenamientos con un perro sano y capacitado.
|